Regalos.

Dicen que una mujer previsora vale por dos. Y así es mi madre, que lleva preguntándome desde hace dos meses, que regalo quiero por navidad. Por esto he decidido hacer una lista de regalos (dícese de aquellas cosas que yo no me compro, porque me parecen un capricho), que me harían mucha ilusión. Y quizás a alguna de vosotras también. A ver si coincidimos:

-Hay una cosa que cada vez que llega mi cumple, espero que alguien me regale. Pero pasan los años y nada. Y es que no es un regalo fácil por diversos motivos: precio, diferentes modelos… Se trata de….chan chan chan…una cámara de fotos! La cámara que me gustaría tener debería ser no muy grande para llevarla de viaje a todas partes, que no pese mucho y fácil de usar. No me importaría que fuese de segunda mano.

Investigando por internet, he encontrado un blog maravilloso en el que explican las diferentes cámaras que hay en el mercado y cuál es el usuario tipo de cada una. Y así he descubierto que mi modelo ideal es una “Cámara Bridge o Puente, un rango intermedio entre las cámaras compactas y las réflex. Van dirigidas a usuarios aficionados que busquen comodidad y versatilidad, puesto que son cámaras completas y no requieren demasiados conocimientos fotográficos”. Vamos, es que parece que me están describiendo!!!

Si algún lector del blog tiene alguna recomendación sobre qué cámara de este tipo es buena, bonita y barata, soy toda oídos!.

Gracias por la foto Checoncito.

-Me gustaría que el ayuntamiento de Madrid me regalase estas navidades un mejor servicio de BiciMAD. Me parece una alternativa buenísima al metro si te quieres mover por el centro de la ciudad, pero la calidad deja mucho que desear. Estaciones vacías, bicis rotas o que no se pueden desenganchar…Viendo que de momento esto no prospera, otro buen regalo sería una bici eléctrica. Donde la guardaría en casa y donde la aparcaría en la calle es otra historia. Pero como bien dicen, a caballo regalado no le mires el diente. Por favor, que tenga cestita!

-Bajando un poco el precio de los regalos, que creo que me estoy pasando, siempre me viene bien un pijama o ropa de deporte. Para ambas actividades, mis looks se basan en coger camisetas y pantalones viejos, por lo que el resultado final es bastante deprimente. Y no hay nada que me dé más pereza que irme a comprar un pijama, aunque reconozco que me encantaría ir tan mona como las chicas de las fotos.

– Los calcetines siempre son bienvenidos en mi armario. Me gustan de lana y calentitos, como estos de calcedonia

-Otro tema deprimente son mis maletas. Bueno, mejor dicho, mi maleta. La tengo desde no recuerdo cuantos años. La uso para todo tipo de viajes, ya sean de un fin de semana, como de dos semanas (en este caso, el método es llenarla de cosas hasta que esté a punto de reventar, sin que llegue a explotar. Importante calcular bien el límite). En estos momentos el mango se encasquilla y baja con dificultad, ante la desesperación de taxistas y azafatas, que no saben muy bien qué hacer con ella. El problema que tengo es que no entra en mis principios gastarme el dinero en una maleta, así que cuando no me quede otra, iré a Primark y volveré a comprar la más barata, y la historia volverá a repetirse, a no ser que alguien me regale alguna de mejor calidad. Lo ideal sería tener dos, una para los viajes en los que no se factura y otra más grande para los viajes largos. Por supuesto, ambas con cuatro ruedas y que pesen poco.

-Una de mis obsesiones en este momento son las vajillas con dibujos. Como una vajilla es una cosa muy cara, se me ha ocurrido (bueno, confieso, lo he leído en este blog y me ha encantado la idea), hacer una colección. Se va a llamar “colección de piezas de vajillas bonitas”. A los próximos a los que os toque yo como amigo invisible o si os vais de viaje y queréis traerme un detalle, podéis comprarme una tacita o platito para mi recién inaugurada colección. Os aseguro un acierto del 100%!

Foto de June Lemon

-Un blanqueamiento de dientes. Mi desconocimiento sobre los tipos, precios y demás asuntos relativos a este procedimiento es total. Si es un blanqueamiento que te dura sólo un mes, paso. Y si te daña el esmalte, también paso. Pero si existiese uno que dure tiempo y que no sea nocivo, sería un regalo raro, pero estupendo.

–Un retrato de naranjalaridad. Desde que Guille me contó que su hermana pintaba y me recomendó que la siguiese en Instagram, los retratos de naranjalaridad se me han quedado grabados en la retina. Este sería un regalo muy, pero que muy guay.

Podeis visitar su web en: http://portfolio.naranjalidad.com/ahora

-Desde que me seco el pelo me vendría bien tener un secador potente, pero pequeñito, para poder llevarlo de viaje. Una plancha de pelo, para alisar algún rizo rebelde y para aprender a hacer ondas también sería de gran utilidad. Pero necesitaría un profesor, porque no sé de algo más difícil que aprender a utilizar una plancha obteniendo un resultado decente. Me veo incapaz de hacerlo sin chamuscarme le pelo.

-Unos pendientes para llevar a diario. Una opción que me gusta son los aros, pequeñitos dorados, como estos:

-Pero sin duda, el regalo que más ilusión me puede hacer es que me lleven a bailar. Así que, querido, si alguna vez te quedas sin ideas, regálame un intensivo de salsa y por supuesto, ven conmigo. Eso, o llévame a la discoteca El Son y bailamos una de Marc Anthony. O en el salón de casa. El caso es bailar. Es la forma más facil de hacerme ultra mega extremadamente feliz.

Foto sacada de tengotodoperfectamentedescontrolado.wordpress.com. Por cierto, no os perdáis su entrada: Por qué si eres un hombre deberías aprender a bailar salsa. De acuerdo al 100%!

Bueno, pues he aquí mi listado de regalos  e indirectas (guiño, guiño) y con él, probablemente, mi post más superfluo, pero a la vez creo que de bastante utilidad. Porque al final en estas fechas todos hacemos algún regalo y a todos nos gusta acertar. Espero haberos dado alguna idea. ¿Alguna recomendación? ¿Tenemos caprichos parecidos?